Hoy me levanté, prendí la televisión y sintonicé un canal que trasmitía su noticiero matinal. Encontré a aquella que lo sabe todo, a la presentadora que dice ser “cristiana”, y a “Enferman”, alborozados pidiendo al personaje “carnavalero” que riegue con agua a tres mujeres con camisetas blancas, que poco a poco se transparentaban por completo y “apuntaba”, en primer plano, sus “aureolas mamarias”. Luego, el entusiasta “carnavalero” brincando hacia girar a las invitadas para lograr captar el primer plano de las respectivas vaginas y glúteos. Apagué la televisión esperando que sea una mala pesadilla.
No tengo nada de “moralista”, pero ya las imágenes del canal que trasmite aquella “magia de estar juntos” a las 8 de la mañana cae en lo grotesco, la falta de ubicación y la reducción de la mujer en “culosa” y “pechosa”. No basta con el argumento simplón de “cambie de canal”, esto cae ya en el plano del desconocimiento de la diferencia entre el comportamiento privado y público. Defiendo el derecho a que el jefe de prensa y sus presentadoras realicen los actos que quieran y puedan en privado y en cualquier horario, pero no frente a las cámaras a las 8 de la mañana y luego tengan la osadía de “orientar” a la ciudadanía.
¿Hasta cuando la “libertad de prensa” será excusa para las canalladas?