Hoy te recordé, sonriendo, con tu pucho en la mano.
En tu falda tu nieta Michaela, con una sonrisa cómplice tomando la Coca Cola prohibida, y en el piso tu nieto jugando, el que no conociste.
Imagino tu felicidad, aprovechando, gozando el momento de paz que sabÃas tomar de la vida.
Me siento feliz de poder sentirte, he logrado oler el humo que tanto me desagradaba, hoy tiene aroma a recuerdo.
Me miras y te desvaneces, son mis pupilas que te pierden con la humedad. ¿Escuchas igual que yo el silencio?
Que poderosa es la imaginación en las noches frÃas de soledad.