Día 2: Potosí

Otro día de recorrer Bolivia. Hoy salimos de Sucre hacia Potosí, otrora capital Minerapuente-camino-sucre-potosi.JPG del Mundo que llegó a ser la segunda ciudad con mayor población del continente. La primer parada fue el Municipio de Yotala, donde las autoridades locales nos recibieron con los brazos abiertos para hablar sobre desarrollo local. Como resultado muy pronto este Municipio Chuquisaqueño, a través de una alianza con el CEPAD y con el Gobierno Municipal de Sucre, apostará a su producción de productos elaborados en base a la carne de cerdo, a la producción de leche y sus derivados, y a la venta de un pan típico de la zona.

La belleza del camino contorsionado que se abre paso por los cerros áridos, el río con sus aguas que bendicen un ambiente donde difícilmente se comprende que pueda existir vida, y que a pesar de todo, se sobrevive. En ese trayecto conocimos el municipio de Betanzo, el de la Feria Nacional de la Papa y lugar de nacimiento de Linares. Aprovechamos para comprar mandarina en el Mercado Central y conversar con los pobladores curiosos que respondían y bromeaban frente a nuestro acento “camba”. Para una niña quechua éramos unos “gringos” de paso, a pesar de haber nacido en la misma Bolivia. ¡Como nos hace falta conocernos más!

Llegando a Potosí la imagen del Cerro Rico se impone sobre el paisaje y un escalofrío calienta el cuerpo. Basta pensar que esta ciudad llegó a ser el sustento de la Corona Española, a ser la ciudad más rica de América y la segunda población más grande del mundo luego de Paris. Hoy su paraje es de desolación, de abandono de una Bolivia que le ha sido ingrata, de una población que vive en condiciones insospechadas y que el sobrevivir adquiere una categoría distinta a los parámetros del siglo XXI. En ese escenario aún existen instituciones y personas que intentan mejorar las condiciones de vida de sus habitantes, el esfuerzo de autoridades como René Joaquino que están apostando a conservar y aprovechar su riqueza Patrimonial para tener un mejor futuro es loable. En el corto plazo apostemos a que el aumento del precio de los minerales entregue un poco de oxigeno a los habitantes que a más de 4000 metros de altura lo necesitan. Ojala pudiéramos en conjunto colaborar en la reconstrucción de una parte del país que en su momento fue motivo de orgullo y riquezas insospechadas.

 

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