Austria es un país sorprendente. Ubicado en Europa Central, con aproximadamente ocho millones y medio de habitantes, sin salida al mar y con 83.871 km2, parece un Estado ajeno a la crisis profunda que atraviesa la Comunidad Europea. Viena, con sus monumentos majestuosos, su historia y su riqueza cultural, tiene un sistema de planificación que envidiaría cualquier alcalde boliviano.
Para los latinoamericanos es otro mundo, un orden al que nos cuesta someternos, al que decimos aspirar, pero que como obra del realismo mágico, el deseo se desvanece en el camino. Es una sociedad basada en el trabajo, en la educación, en la formalidad, en la libertad del individuo que respeta las normas de convivencia social como único medio para desarrollarse, conjugando los derechos individuales con las reglas colectivas. El individuo hace su parte, el ciudadano exige sus derechos y la sociedad sigue su rumbo, como un reloj bien engranado, que danza al ritmo del vals y la magia de Mozart.
La boliviana es una sociedad desconocida para la Europa Central y del Este. Aunque Viena es la sede de las Naciones Unidas, la ausencia del Estado Plurinacional es lamentable. Con solo dos funcionarios jerárquicos en la embajada, sin embajador, simplemente “se hace lo que se puede”. En ese contexto la iniciativa promovida por las instituciones austriacas que me invitaron, fue para lograr a través del sector privado y social un puente de comunicación que permita a las instituciones y empresas austriacas conocer un poco más de ese misterio llamado Bolivia y que a futuro exista el interés de poder invertir en nuestro país. Esto, como todo en la vida, se hace a base de aproximaciones sucesivas y el establecimiento de relaciones de confianza, algo que consideramos que ha logrado dar un paso con la presencia de representación de la CADEX, CAINCO y CEPAD.
Lo que hicimos como CEPAD fue mostrar al empresario de Austria interesado en conocer Latinoamérica, un panorama de lo que es Bolivia, con Santa Cruz como eje económico y con un potencial de inversión extraordinario.
Se expuso los avances desde el punto de vista de la planificación territorial de una ciudad con el gran desafío de administrar para 2020 un crecimiento poblacional que puede llegar a cuatro millones de habitantes, algo difícil de manejar si no consideramos una estrategia que incluya variables como la cohesión territorial, la cohesión social y la competitividad como ejes de nuestro desarrollo.
Publicado por El Deber.