Estoy aprovechando las más de 6 horas de vuelo para ponerme al dÃa con temas laborales postergados. Las nuevas tecnologÃas le permiten a uno llevar su oficina colgada del hombro, lo cual puede ser una bendición o francamente un instrumento de esclavitud. Y lo peor es que es esclavitud voluntaria con una fuerte carga de culpabilidad sicológica incorporada al saber que uno puede trabajar y no lo hace. Debe ser la cultura del pecado que el pensamiento judeo – cristiano nos impone.
Fueron 5 dÃas de experiencias interesantes en USA. La Fundación Interamericana me invitó para ser coordinador de uno de los talleres de la XIII Conferencia de Autoridades Iberoamericanas en Miami, con una participación aproximada de 500 alcaldes. La conferencia duró 3 dÃas y el equipo del CEPAD compuesto por Carlos Hugo, Vladimir y Manuel, fuimos co-responsables de la orientación del debate sobre municipalismo, descentralización, autonomÃa, articulación pública y privada, desarrollo económico local, entre otros temas. La constatación empÃrica fue que el avance relativo que tiene Bolivia desde la Participación Popular y la consolidación de la democracia es un ejemplo a seguir por otros paÃses latinoamericanos. CategorÃas como planificación participativa, inversión concurrente, sistemas integrados de inversión pública, mancomunidades municipales, desarrollo económico local, municipios escuelas, entre otras, son categorÃas propias bolivianas que dada su vocación y diseño universal pueden ser fácilmente apropiadas y aplicadas en otras realidades. La constatación por contradicción nos hace reflexionar lo importante que serÃa que dejáramos a un lado las mezquindades polÃticas y que pudiéramos ponernos de acuerdo sin agendas escondidas. Tenemos un potencial extraordinario desde el ámbito local, que no ha sido fruto del azar, que ha costado mucho consolidar como una forma de avanzar en marcos institucionales, que ha sido un instrumento descentralizador que profundiza la democracia, y que todo puesto en valor adecuadamente, puede colaborar al desarrollo.
¿Será posible dejar de lado la cultura de la “providenciaâ€, donde cada nuevo gobernante cree que es el salvador elegido para empezar todo de nuevo?