Oscurantismo en Bolivia

Hoy el Ministro de la Presidencia acusó a varios ciudadanos bolivianos de ser desestabilizadores de la democracia financiados por el Gobierno de Estados Unidos a través de USAID. Lo hizo con nombres y apellidos lanzando una “lista” que involucra a personas como Carlos Hugo Molina, Roberto Barbery, Juan Carlos Urenda, Rubén Ardaya, Marcelo Rengel, Franz Barrios, entre otros. Sobre este hecho considero un imperativo moral opinar, para no ser cómplice de este tiempo de oscurantismo al que el Gobierno del Presidente Evo Morales Ayma parece empecinado a arrastrarnos:

  • Estamos frente a un proceso de amedrentamiento por parte del Gobierno a ciudadanos que no necesariamente comulgan con su forma de gobernar.
  • Comienza la persecución política por parte del Gobierno en una línea que sólo puede ser clasificada como “terrorismo de estado” y de VIOLACIÓN A LOS DERECHOS HUMANOS.
  • No parece una casualidad que la mayor parte de los miembros de la “lista” sean ciudadanos que trabajan y apuestan a la descentralización del estado, empezando por Carlos Hugo Molina y Roberto Barbery como gestores de la Participación Popular, medida que permitió contar con 327 gobiernos municipales autónomos en Bolivia. Es evidente que ciudadanos como ellos estorban a la vocación centralista y de toma de poder del ejecutivo a la cabeza del Presidente Evo Morales.
  • Da náuseas la forma en que el Gobierno acusa al estilo de los tribunales inquisitoriales mintiendo sin escrúpulos frente a la opinión pública.
  • Sorprende el cinismo del Ministro de la Presidencia Quintana al acusar a instituciones como desestabilizadores de la democracia por el hecho de trabajar con la “cooperación imperialista” en proyectos de desarrollo, siendo él, fundador y principal responsable del “Observatorio de Democracia y Seguridad”, institución que recibe financiamiento de la Cooperación Inglesa (interesante criterio para definir que cooperación es o no es “imperialista”).
  • Parece curioso que justo después de un paro de 2/3 del país en contra del autoritarismo del Presidente Morales, de forma tendenciosa se inicie una “caza de brujas” a ciudadanos que buscan descentralizar el poder, es decir, profundizar la democracia.

Todo apunta a que estamos frente a un proceso que radicaliza el oscurantismo antidemocrático en Bolivia.

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