Hoy, 20 de abril de 2008, se celebra la promulgación de la Ley de Participación Popular, la reforma del estado boliviano que ha permitido la construcción de una nueva Bolivia desde lo local. Hablar en nuestro país de una política pública que haya logrado sobrevivir y profundizarse durante 14 años, es ya un merito en sí mismo dada nuestra cultura política de reinventar con cada nuevo gobernante un nuevo estado.
La Participación Popular ha permitido avances democráticos indiscutibles, la consolidación de gobiernos municipales autónomos, la inclusión y reconocimiento de culturas olvidadas y derechos ciudadanos, la provisión de servicios públicos, y la democratización del poder. Gracias al avance en el proceso de descentralización promovido por la Participación Popular, los gobiernos municipales sustentan el 49% de la protección social estatal y ejecutan el 46% de la inversión pública. Hoy se comienza a priorizar el desarrollo económico local como un desafió de política pública bajo la responsabilidad municipal.
La Ley permitió la presencia del estado en todo el territorio nacional inexistente antes de su promulgación, la planificación participativa como una obligación en todos los municipios del país, el mejoramiento de los índices de pobreza, y una cultura democrática que se sigue profundizando, más allá de la coyuntura y la realidad nacional. El 20 de abril de 1994 estoy convencido que se inició una nueva Bolivia, una con esperanza, con visión de futuro, autonómica, incluyente y positiva, que reconoce el valor de la diversidad y que la aprovecha a su favor, una verdadera revolución en democracia.
A todos los que aportaron y aportan en la construcción de una Bolivia solidaria, municipal y autónoma, que tienen fe en el potencial local, que creen en la democracia y en los valores ciudadanos: